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cocinando

Ahora a régimen

Ahora a régimen

Se han acabado, por fin por fin, las fiestas de Navidad. Sin duda todos ustedes se habrá pasado en la comidad. Yo me he pasado 100 pueblos, lo que quiere decir que he engordado como un cebón.

Es, por tanto imprescindible, que me ponga a régimen. Y ¿qué mejor fecha que después de Reyes?

Agotadas las tarjetas de débito y crédito, consumidas todas las calorías posibles ya sólo queda ceñirnos a la vida cruel y dura.

Así que a partir de ahora mi régimen va a ser estricto. Nada de dulces, nada de patatas, ni pan, ni carnes con grasa, y mucho menos cervezitas engorda panzas. Mucho pescado a la plancha, mucha verdurita y mucha fruta, que conviene de vez en cuando hacer una cura de hambre, aunque sea mínima. Y si se conbina con un poquito de carrera, o siquiera andar, es que el resultado es fantástico.

Pero no se preocupen, que recetas no van a faltar. La próxima va a ser de unas tortillitas de camarones de Cai, con receta a medias entre mi abuela y yo.

Alfonso Merelo 2006

Salmorejo de remolacha

Salmorejo  de remolacha

Entre las múltiples opciones que proporcionan los "excesos" de estos días, en la comida de año nuevo me decanté por hacer un entrante no demasiado fuerte.

La base de los aperitivos consistió en una crema de salmorejo de remolacha.

Este plato lo degusté por primera vez en el ventorrillo del Chato,un lugar que les recomiendo fervientemente y que se encuentra entre Cádiz y San Fernando.

En realidad, sólo se trata de sustuir la base del salmorejo clásico, el tomate, por las remolachas.

La forma de elaboración es tan sencilla como la de su plato "original"

Necesitamos lo siguiente:

- Una bolsa de remolacha ya cocida....... ..................................... 3 €

- Un manojo de cebolla fresca ..................................................... 1,5 €

- Un tomate maduro .................................................................... 0,30 €

- Aceite de oliva virgen extra

- Vinagre de jerez

- Virutas de jamón ibérico de bellota .......................................... 4 €

Las remolachas se limpian de la piel y del corazon y se introducen en una batidora de vaso con la pulpa del tomate maduro y las cebolletas cortadas. Estas últimas serán a gusto del consumidor dependiendo del grado de "fuerza" que se le quiera dar. Una vez batido todo y formado una crema se añadirá el vinagre (que sea un vinagre no balsámico o dulce ya que el propio dulzor de la remolacha requiere un contraste fuerte) y el aceite.

Para servirlo se acompañará con virutas de jamón ibérico adornando el plato.

Es un entrante muy agradecido por su suavidad y buen contraste de sabores.

© Alfonso Merelo 2006

Un lugar para comer

Un lugar para comer

            Comer es un placer. Pero si a este placer lo acompañamos de un bonito lugar donde hacerlo, este se convierte en mucho mas.

            Es la erótica del comedor.
            No es lo mismo comer en un burguer multinacional, de cualquier lugar y país,  que en, pongamos por caso, el Ventorrillo del Chato en Cádiz. No sólo por la diferencia de calidad en las comidas –es abismal como podrán imaginar-, sino porque en una caso todo es un brillante y aséptico ejercicio de feísmo, y en el otro estamos ante una posada que tiene una historia de 400 años a sus espaldas y mucho que contar.
            Siempre he creído que los placeres tienen su lugar y su oportunidad. Y comer, entendido como disfrutar, no podía ser una excepción.
            Uno de mis entornos favoritos para comer siempre ha sido el tren. Es cierto que la calidad media de los productos de un tren no es la que se pueda esperar de un buen restaurante, pero se compensa con el escenario.
            Los trenes son uno de los mejores medios de trasporte inventados por el hombre. Permite relajarse, sin tener que estar continuamente mirando por la ventanilla si descendemos o subimos, con el suave sonido de las vías y nos concede la oportunidad de conocer y charlar con nuestros compañeros de viaje.
            Los nuevos trenes de alta velocidad han venido a dificultar estas relaciones humanas. Es verdad que se llega muy rápido, pero ¿para qué? Se pierde por una cosa fundamental con esa celeridad: el viaje en si que ya constituye una aventura. Y por supuesto no da tiempo a disfrutar de una buena, o aceptable, comida.
            Recuerdo con nostalgia los vagones restaurantes de los expresos, ahora casi desaparecidos en España. Ahí se podía sentar uno a tomar un bocado, una comida o una cena. Y... como sabía esa cena. Repito que la calidad podía no  ser excelente, pero se compensaba con el disfrute de una conversación con el pasajero de enfrente o simplemente contemplando el paisaje que pasaba ante nuestros ojos rápidamente.
            El tren casi se ha perdido como lugar de encuentro y relax.
            Mi ilusión, o una de ellas, que  espero poder cumplir es hacer un viaje en el Orient Express, o al menos en el transcantabrico que para eso es de aquí. Ahí si que podré unir mis dos pasiones confesadas: viajar por viajar y disfrutar de la comida. Incluso la tercera podré hacerla si voy acompañado. Si se diera el caso, no duden que aquí se contará.
            Me despido hasta el tres de enero. Ya contaré cómo ha sido la cena de Año viejo, aunque les doy una idea:
 ¿Por qué no acabar el año con una corvina a la roteña como plato fuerte? No requiere demasiado esfuerzo y es un pescado excelente que cumplirá los mejores criterios de paladar.
© Alfonso Merelo 2005

TURRÓN DE CÁDIZ

TURRÓN DE CÁDIZ

Para empezar las recetas y preparados de este blog, qué mejor que ofrecer mi particular visión del turrón de Cádiz. Estamos aún a 29 de diciembre y todavía no se han acabado las navidades, así que si alguien se anima aún está a tiempo de elaborar este estupendo producto.

Mis recuerdos sobre el mismo se remontan a la infancia. Mi abuela compraba piezas de este turrón en la confitería Viena, que estaba en la calle Eduardo Dato, la que comunica la calle Ancha con la plaza Del Palillero.

Aún no tengo datos fidedignos, en realidad no tengo ninguno, de la creación de este turrón, pero fantaseando se podría especular que el confitero de la pastelería, “vienés” de nacimiento, adaptaría el Pan de Viena a la insidosincrasia gaditana. Es pura especulación que intentaré despejar mas adelante.

Pero vayamos con lo que es la receta en si.

Con las cantidades que voy a dar, sale aproximadamente unos dos kilos de turrón. Suficiente para pasar una navidad mas que dulce.

Advierto que esta receta es casera y por tanto que la he ido adaptando a lo largo de los años para conseguir una calidad aceptable, al menos eso creo. Es decir, partiendo de otras recetas he elaborado mi propio turrón. Nadie se llame a engaño.

 

Ingredientes

1kilo de almendras crudas ------------------------ de 12 a 15 €

½ kilo de azúcar------------------------------------ 2 €

1 naranja---------------------------------------------- 0,50

1 tableta de turrón de yema o coco

1 bandeja de fruta glaseada------------------------- 3 €

1 lata de cabello de angel--------------------------- 2 €

1 sobre de levadura, royal o la que menos les guste. Total, creo que no sirve para nada pero bueno.

3 huevos .............................................................. 1 €

Total, en el caso más adverso, --------------------- 23,50 €, pongamos que 25 por redondear y porque estamos en navidad y las cosas suben de precio.

Procedamos a elaborar el postre navideño.

- Lo primero que debemos hacer es procurarnos un pinche de cocina que nos ayude. Los hijos pequeños, si los hubiere, son una magnífica posibilidad.

- La almendra habrá de ser picada y molida finamente. La picadora esa del 1-2-3 es muy útil.

- El azucar también se molerá convirtiéndola en azúcar glass (se puede comprar ya así, pero es mucho mas cara).

- Se preparan las claras de los 3 huevos a punto de nieve fuerte.

- Se mezclará el azúcar la almendra y la tontería de levadura con el rayado de la cáscara de la naranja y el zumo de la misma (la proporción de almendra será siempre el doble que la de azúcar). Hay que tener cuidado con el zumo pues la masa resultante no debe quedar demasiado empapada del líquido. Para un kilo de almendras debe de bastar con 8 cucharadas soperas de zumo.

- Todo esto se amasará en un bol o recipiente apropiado, y se incorporarán las claras con cuidado.

- Una vez conseguida una masa homogénea se dejará reposar al menos una hora.

- La masa se extiende en un molde previamente recubierto de papel para hornear. ( Se puede extender la masa con rodillo entre dos papeles de horno.

- Se rellena por capas siguiendo la siguiente pauta

1. Cabello de ángel

2. Finas tiras del turrón de yema o coco.

3. fruta glaseada cortada en tiritas.

- Una vez terminado se tapa con mas mazapán crudo, y se introduce en el horno previamente calentado a 200 grados durante una media hora.

- Acabado el horneado, se desmolda y se cubre inmediatamente con papel de aluminio o similar. En caso contrario el turrón se oxida rápidamente y se endurece.

Esta es la receta. Espero que les guste y tengan confianza en que saldrá estupendo. Si les gusta el mazapán, este postre es una exquisitez a prueba de los paladares mas sibaritas.

© Alfonso Merelo

VAMOS A COCINAR

VAMOS A COCINAR

En este blog espero poder escribir de vez en cuando lo que da de sí una de mis aficiones favoritas que es la cocina.

Mi otras aficiones ya están bastante claras en el blog que mantengo desde hace tres años y que se llama Memorando.

No sólo pienso reflejar recetas que yo pueda cocinar, que lo haré, sino tambien experiencias con la cocina de los demas. Tengo la suerte de tener amigos buenos cocineros que, de vez en cuando, me deleitan con estupendas preparaciones.

Además, por qué no, intentaré convertirme en criticón de bares y restaurantes por los que pase. Ya veremos que sale de todo esto

De todo ello daré cuenta cumplidamente.

Desde Huelva a 29 de diciembre de 2005 un saludo y FELIZ AÑO 2006 (¿No hay rima?)