De comidas en Toledo
Hace unos 15 días estuvimos en la impresionante ciudad de Toledo pasando un largo fin de semana. Toledo es una bellísima ciudad que tiene bien ganada su título de “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”. Perderse por las callejuelas y plazas de la ciudad es todo un place, pese a las cuestas que cuestan lo suyo subirlas. El patrimonio está relativamente cuidado con algunos problemas de conservación y dejadez. Pero en conjunto se puede decir que goza de buena salud, aunque mejorable.
Pero como este es un blog dedicado a la cocina, vamos a hacer un recorrido gastronómico por algunos de los lugares que vistamos.
Veamos dos restaurantes de Toledo, muy diferentes en cuanto a carta, ambiente y decoración.
Alfileritos 24 se encuentra en el nº 24 de la calle Alfileritos, ¿que coincidencia verdad?
El restaurante Alfileritos 24
Es un bar restaurante donde en la planta baja se puede tapear y en la superior comer. La cocina se encuentra en la segunda planta del edificio, a la que acceden los camareros por una “peligrosa” escalera a la vista de todos. De arquitectura antigua pero con un interior muy moderno nos ofreció una carta diferente a lo que habíamos visto en otros lugares.
La carta es muy experimental con cocina renovada, pero que mantiene algunos toques de la tradicional toledana.
Nos decidimos por probar varias cosas “al centro” y así tener una visión más amplia de lo que ofertaban.
Antes, para beber, nos recomendaron un Isola tinto joven, hecho con uva tempranillo y Shyra, de 2008 que resulto aceptable aunque no excelente con una buena relación calidad precio.
Para empezar pedimos un pica-pica, que consiste en una variedad de tapas, en numero de 4 diferentes, para dos personas. Consiste en unos tomates asados rellenos de ensalada de perdiz escabechada, brochetas de pollo marinados en salsa de coco y soja, croquetas de mejillones y un tartar de atún rojo con algas y guacamole. De las cuatro tapas el tartar de atún es sencillamente sublime. Suave, fresco, sabroso, cortado en su justo tamaño y marinado con una salsa especiada muy suave que enriquecía el sabor del atún. Los tomates estaban en su punto justo de asado y el relleno de perdiz era muy interesante, aunque algo escaso. Las croquetas cremosas de mejillones estaban correctas simplemente y el pincho de pollo resultó ser otro de los platos estrella de estos entrantes. El pica-pica es uno de los platos interesantísimos para empezar a comer.
Al centro pedimos dos especialidades de los entrantes: Tempura de cangrejo con verduras con salsa de yogurt especiada y sisho, y también pedimos rollitos crujientes de pato, foie y caramelo de vermouth pato. La tempura resultó decepcionante, de la que sólo puedo decir que lo mejor del plato fue la salsa de yogurt realmente conseguida. Pero los rollitos de pato son otra de las exquisiteces de este restaurante. Un suave crujiente, pasta brick muy bien resuelta, con un relleno de pechugas de pato en las que el foie se mezcla de manera excepcional. De lo mejor de la velada. En la carta hay algunas cosas que no pudimos probar, aunque nos hubiera gustado, como por ejemplo las fajitas de carcamusa con espuma de patata (la carcamusa es un guiso de cerdo con chorizo típico toledano) o el bacalao con espinacas, pasa piñones y ali oli de miel. Pero no se puede comer tanto.
Par rematar la faena pedimos un postre que resultó ser un remate dignísimo para la cena: Helado de queso, gelatina de miel y granizado de manzana verde. La mezcla de los tres ingredientes en la boca es una delicia. Es uno de los grandes postres elaborados que he tomado últimamente.
Desde luego, si quieren comer de manera diferente Alfileritos 24 es su restaurante en Toledo.
Atención: 9
Decoración: 9
Postres: 8,5
Carta de vinos: 8
Calidad/precio: 8,5
Casa Aurelio
Clásico restaurante desde 1953, creo recordar. Está situado en pleno centro de Toledo, muy cerca de la Catedral en una callejuela perpendicular a la calle Hombre de Palo (en honor a un autómata que se dice que construyó un ingeniero del siglo XVI llamado Juanelo Turriano). Viniendo de esta calle entramos en el local situado a la izquierda, auque hay otro de la misma casa justo enfrente.
El salón no es excesivamente grande, tal vez para 50 personas. La carta no es muy extensa y desde luego no tiene ninguna concesión a la heterodoxia culinaria. Se basa prácticamente en los productos de caza y típicos de Toledo: Venado, perdiz, ciervo y los insustituibles mazapanes.
Para beber nos recomendaron un vino de Castilla la Mancha que no tiene nada que envidiar al de otras regiones productoras. Hay que saber elegir desde luego y en estos caso siempre es aconsejable dejarse llevar por los que conocen los vinos de su tierra y no hay nada mejor que pedir opinión al maitre sobre que vino podemos tomar. En este caso la elección fue de un ****** de 2006 que se mostró suave y perfecto para acompañar los platos que tomamos. A su temperatura adecuada puedo decir que es muy recomendable y por encima de la media. Muy recomendable.
Para empezar, era de noche y en las cenas mejor no excederse, tomamos un revuelto de “prueba de venado”. Nada espectacular porque el adobo con que está hecha la carne puede asemejarse a cualquier otra carne de esas característica. De plato principal pedimos un plato de ciervo en escabeche y perdiz a la toledana. El ciervo estaba condimentado con un suave escabeche y la carne era excelente. Sinceramente uno de los mejores escabeches que he probado y con una presentación muy lograda. Es uno de los platos estrella, según me contó el maitre y no es de extrañar que lo sea. La perdiz era un ejemplar de tamaño razonable y delicadamente guisado, pues la “blandura” era lo mas destacado. Fue una ligera decepción, no porque el plato estuviera mal hecho, sino porque se sirve espartana sin acompañamiento ni nada que se le parezca. Es perdiz y ya está. Pero la calidad del producto base compensa cualquier resquemor. Por postre no pudimos por menos que pedir unas delicias de mazapán que alegraron el final de la velada. Son suaves, no excesivamente dulces, y con un ligero relleno de yema. Deliciosos en una palabra, si a usted le gusta el mazapán. Y por otra parte la tarta de chocolates variados está buena si ser nada del otro mundo.
Atención: 9
Decoración: 6
Postres: 8
Carta de vinos: 8
Calidad/precio: 8
La Hostería en Oropesa.
Oropesa tiene un enorme castillo, que es a su vez parador nacional. Al lado del castillo en una calle paralela a su frontal se encuentra el restaurante La Hostería.
El local es mas bien lo que se conoce como mesón. Está bien atendido y lo único que se le reprocha es el calor, era octubre pero con estas temperaturas el aire acondicionado se echaba de menos.
El camarero que nos atendió nos recomendó un tinto Casa de la Viña que no era nada del otro mundo pero se podía tomar.
Como era una mañana soleada que menos que comenzar con unas migas del pastor. Ración abundante y muy barata, algo escasa de magras carnes, pero muy en su punto en cuanto a los sabores y las texturas de las migas en sí mismas.
Después seguimos con una ensalada de perdiz escabechada, hecha con hojas de rúcula, achicoria y lechuga roble y los consabidos tomates cherri. El escabechado correcto y la perdiz sabrosa.
Y por fin cochinillo asado en su punto correcto, acompañado de patatas panadera correctas.
Los postres normales y corrientes a base de helados y tartas de las que se pueden encontrar en cualquier otro sitio.
Atención: 7
Decoración: 5
Postres: 5
Carta de vinos: 5
Calidad/precio: 8
Sólo una muestra de los excelentes sitios para comer. Y desde luego una maravilla para ver.
(c) Alfonso Merelo 2009
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